Jesús al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
"Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones".
Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo.
Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.
COMENTARIO:
¡Purificarse! ¡Tú y yo sí que necesitamos purificación!
—Expiar, y, por encima de la expiación, el Amor. —Un amor que sea cauterio, que
abrase la roña de nuestra alma, y fuego, que encienda con llamas divinas la
miseria de nuestro corazón.
Comentario de San Josemaría en la fiesta de hoy