"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

12 de noviembre de 2014

MIERCOLES DE LA 32a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lucas 17,11-19.

Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. 


Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia 
y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". 



Al verlos, Jesús les dijo: 


"Vayan a presentarse a los sacerdotes". 

Y en el camino quedaron purificados. 


Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta 
y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.

Jesús le dijo entonces:


 "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? 
¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?".
Y agregó: 

"Levántate y vete, tu fe te ha salvado". 

COMENTARIO:

La lepra del alma es no vivir la limpieza del cuerpo. Sin la pureza no podremos nunca ver las cosas de Dios.