"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

18 de enero de 2015

2º Domingo del tiempo ordinario

Juan 1,35-42.

Estaba Juan Bautista otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios". 


Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. 



El se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: 

"¿Qué quieren?". Ellos le respondieron: "Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?". 

"Vengan y lo verán", les dijo. 


Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde. 
Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. 


Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: 

"Hemos encontrado al Mesías", que traducido significa Cristo. 


Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: 

"Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas", que traducido significa Pedro.