"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

13 de febrero de 2015

VIERNES de la 5a Semana del tiempo ordinario

Marcos 7,31-37.

Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. 

Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos.  Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. 


Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: 

"Efatá", que significa: "Abrete". 

Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. 
Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: 

"Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos".