"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

6 de abril de 2015

LUNES de la Octava de Pascua

Mateo 28,8-15.

Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. 
De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo:
"Alégrense".
Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. 
Y Jesús les dijo: 

"No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán". 
Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido. 
Estos se reunieron con los ancianos y, de común acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna: 

"Digan así: 'Sus discípulos vinieron durante la noche y robaron su cuerpo, mientras dormíamos'. Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo". 
Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna. 

Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día de hoy.