"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

16 de noviembre de 2015

LUNES de la 33a semana del tiempo ordinario

Lucas 18,35-43.

Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. 
Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. 
Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. 
El ciego se puso a gritar: 

"¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!". 
Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!". 
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: 
"¿Qué quieres que haga por ti?". 

"Señor, que yo vea otra vez". 
Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado". 
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.