"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

16 de mayo de 2016

TIEMPO ORDINARIO 7a SEMAMA LUNES

Marcos 9,14-29.

Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas. 

En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. 
El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?". 
Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo. 
Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron". 
"Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo". 
Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca. 
Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió, 
y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos".  "¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree". 
Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe". 
Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más". 
El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto". 
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie. 
Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?". 
El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".