"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

11 de julio de 2016

TIEMPO ORDINARIO 15a SEMANA LUNES San Benito *

Mateo 10,34-42.11,1.

Jesús dijo a sus apóstoles: 

"No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. 

Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa. 
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. 
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. 
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. 
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió. 

El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo. 
Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa". 
Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región. 


* San Benito nació en Nursia (Italia) hacia el año 480. Después de haber recibido una esmerada formación en Roma comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió algunos discípulos; más tarde se trasladó a Casino. Allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió la Regla de la vida monástica, cuya difusión le valió el ser llamado «Padre de los monjes de Occidente». Influyó y sigue ejerciendo su influencia en muchas Constituciones de la vida religiosa. Murió en Montecasino el 21 de marzo del año 547, pero ya desde fines del siglo viii comenzó a celebrarse su fiesta en muchos lugares en el día de hoy. Pablo VI, en la Carta Apostólica Pacis nuntius (24-X-1964), proclamó a San Benito Patrón de Europa por el extraordinario influjo que ejerció personalmente y a través de sus monjes en establecer las raíces cristianas de este viejo continente. Juan Pablo II, con la Carta Apostólica Egregiae virtutis (31-XII-1980), proclamó a los Santos Cirilo y Metodio copatronos de Europa (cfr. Encíclica Slavorum Apostoli, 2-VI-1985).