"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

11 de junio de 2017

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 San Juan 3, 16-18

En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: 
"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. 
Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 
El que cree en él, no será condenado;el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios."



* La Iglesia celebra hoy el misterio central de nuestra fe, la Santísima Trinidad, fuente de todos los dones y gracias, el misterio inefable de la vida íntima de Dios. La liturgia de la Misa nos invita a tratar con intimidad a cada una de las Tres Divinas Personas: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. La fiesta fue establecida para todo Occidente en 1334 por el Papa Juan XXII, y quedó fijada para este domingo después de la venida del Espíritu Santo, el último de los misterios de nuestra salvación. Hoy podemos repetir muchas veces, despacio, con particular atención: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.