Jesús dijo a sus discípulos: “Y a
ti te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que aten en la tierra
será atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra será desatado en
los cielos”
Entonces mandó a sus discípulos
que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo. Desde entonces comenzó Jesús a
declarar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho a manos
de los ancianos, y de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser
muerto, y resucitar al tercer día.
Y Pedro,
tomándolo aparte, comenzó a reprenderle, diciendo: Señor, ten compasión de ti mismo.
¡En ninguna manera esto te acontezca! Entonces él, volviéndose, dijo a Pedro; ” ¡Quítate
de delante de mí, Satanás! Me eres tropiezo, porque no entiendes lo que es de
Dios, sino lo que es de los hombres.”