Mateo 10,34-42.11,1.
Jesús dijo a sus apóstoles: "No
piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz,
sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija
con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos
a los de su propia casa.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y
el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no
toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida, la
perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que los recibe a
ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió. El
que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y
el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de
agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin
recompensa".
Cuando Jesús terminó de dar estas
instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en
las ciudades de la región.