"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

26 de septiembre de 2014

VIERNES DE LA 25a Semana del Tiempo Ordinario

Sirac 3,1-11.

Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol: 


Un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado; 



un tiempo para matar y un tiempo para curar, un tiempo para demoler y un tiempo para edificar; 



un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; 



un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse; 



un tiempo para buscar y un tiempo para perder, un tiempo para guardar y un tiempo para tirar; 



un tiempo para rasgar y un tiempo para coser, un tiempo para callar y un tiempo para hablar; 



un tiempo para amar y un tiempo para odiar, un tiempo de guerra y un tiempo de paz. 



¿Qué provecho obtiene el trabajador con su esfuerzo? 



Yo vi la tarea que Dios impuso a los hombres para que se ocupen de ella. El hizo todas las cosas apropiadas a su tiempo, pero también puso en el corazón del hombre el sentido del tiempo pasado y futuro, sin que el hombre pueda descubrir la obra que hace Dios desde el principio hasta el fin. 


Lucas 9,18-22.



Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: 
"¿Quién dice la gente que soy yo?". 

Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". 

"Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios". 

Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.
"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".