NOVENA · Cuarto día
SERENIDAD EN LA ENFERMEDAD Y EN EL DOLOR
Meditación
Después de una operación delicada y dolorosa, el Beato Álvaro «siempre estaba sereno y sonriente. (...) Estaba con bastantes molestias, pero no se quejaba de nada. Fue un ejemplo para los médicos y para el personal que le atendía en la clínica» (Mons. Joaquín Alonso, JM, p. 377, nota 82).
«Parece evidente que toda la vida de don Álvaro, en la que hay tanto de sufrimiento, de dolor, de trabajo, de enfermedad, de humillación, etc., sólo podía llevarla con aquella paz, serenidad, buen humor y alegría, por don de Dios, que le llevaba a unir su vida al Sacrificio redentor de Jesucristo» (Mons. Iñaki Celaya, citado en CR).
«En mayo de 1979 sufrió la primera crisis de fibrilación auricular. A pesar de todo, don Álvaro prosiguió entregándose de lleno a su tarea, también cuando acusaba fuertes jaquecas u otras molestias» (Mons. Javier Echevarría, JM, p. 606).
Petición
Concédeme , Dios mío, la gracia de imitar al Beato Álvaro en el modo sereno y confiado con que aceptó la enfermedad, el malestar, el cansancio, el dolor y la misma muerte.
Señor, si permites que en mi vida se presente el dolor del fallecimiento de una persona querida, o el sufrimiento de una crisis familiar, o la angustia del paro..., tiéndeme tu mano amorosa e infúndeme aquella confianza filial que, como decía San Josemaría, nace de la fe en la Providencia y del abandono sereno y alegre a tu santísima Voluntad.
Haz que, siguiendo el ejemplo del Beato Álvaro, sepa abrazar la Cruz unido amorosamente al Sacrificio redentor de Cristo, y procure seguir el consejo de San Pedro: Descargad sobre Él todas vuestras preocupaciones, porque Él cuida de vosotros(1 Pd 5, 7).
Ayúdame a comprender la verdad de estas palabras del Beato Álvaro: «Si todos nosotros ponderamos, amamos, nos abrazamos a la Voluntad de Dios, gustaremos del sabor incomparable de estar con la Trinidad, aun en los momentos más duros» (Beato Álvaro, Homilía, 14-II-1992).
Rezar la oración al Beato Álvaro
Dios Padre misericordioso, que concediste al beato Álvaro, obispo, la gracia de ser, con la ayuda de Santa María, pastor ejemplar en el servicio a la Iglesia y fidelísimo hijo y sucesor de san Josemaría, fundador del Opus Dei: haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Dígnate otorgar la canonización del beato Álvaro, y concédeme por su intercesión el favor que te pido... (pídase). Así sea.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.