"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

7 de junio de 2015

DOMINGO de la 10 semana del tiempo ordinario

San Marcos 3,20-35


Vuelto a casa, se juntó otra vez tanta gente que ni siquiera podían comer. Al enterarse sus parientes de todo lo anterior, fueron a buscarlo para llevárselo, pues decían:
“Se ha vuelto loco.
Mientras tanto, unos maestros de la Ley que habían venido de Jerusalén decían:
“Está poseído por Belzebú, jefe de los demonios, y con su ayuda expulsa a los demonios.
Jesús les pidió que se acercaran y empezó a enseñarles por medio de ejemplos:
“¿Cómo puede Satanás echar a Satanás? Si una nación está con luchas internas, esa nación no podrá mantenerse en pie. Y si una familia está con divisiones internas, esa familia no podrá subsistir.
De igual modo, si Satanás lucha contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, y pronto llegará su fin. La verdad es que nadie puede entrar en la casa del Fuerte y arrebatarle sus cosas si no lo amarra primero; entonces podrá saquear su casa.
En verdad les digo: se les perdonará todo a los hombres, ya sean pecados o blasfemias contra Dios, por muchos que sean. En cambio el que calumnie al Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, pues se queda con un pecado que nunca lo dejará. Y justamente ése era su pecado cuando decían: Está poseído por un espíritu malo.”
Entonces llegaron su madre y sus hermanos, se quedaron afuera y lo mandaron a llamar. Como era mucha la gente sentada en torno a Jesús, le transmitieron este recado:
“Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y preguntan por ti.
Él les contestó:
“¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?”
Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo:

“Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de Dios es hermano mío y hermana y madre.”