"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

28 de mayo de 2015

MEMORIA DE JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE (*)

Marcos 10,46-52.

Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino.
Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: 
"¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!". 
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: 
"¡Hijo de David, ten piedad de mí!". 
Jesús se detuvo y dijo: 
"Llámenlo". 
Entonces llamaron al ciego y le dijeron: 
"¡Animo, levántate! El te llama". 
Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.
Jesús le preguntó: 
"¿Qué quieres que haga por ti?". 
El le respondió: 
"Maestro, que yo pueda ver". 
Jesús le dijo: 
"Vete, tu fe te ha salvado". 
En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino. 


* De la misión redentora de Cristo Sacerdote participa toda la Iglesia. A través de los sacramentos de la iniciación cristiana los fieles laicos participan de este sacerdocio de Cristo y quedan capacitados para santificar el mundo a través de sus tareas seculares. Los presbíteros, de un modo esencialmente diferente y no solo de grado, participan del sacerdocio de Cristo y son constituidos mediadores entre Dios y los hombres, especialmente a través del Sacrificio de la Misa, que realizan in Persona Christi. Hoy es un día en el que de modo particular debemos pedir por todos los sacerdotes.