"Hago todos los días mi "ratito" de oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)

22 de junio de 2016

SANTO TOMAS MORO y JUAN FISHER

Mateo 7,15-20.

Jesús dijo a sus discípulos: 
"Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 
Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?  Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. 
Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. 

Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán."


* Juan Fisher fue ordenado sacerdote en 1491. Ejerció diversos cargos en la Universidad de Cambridge, a la vez que asumía la dirección espiritual de la reina Margarita, madre de Enrique VII, pasando a ocupar más tarde la Cátedra de Teología que la reina fundara allí. A principios de 1504 es nombrado rector de Cambridge y a finales de año sería consagrado Obispo de Rochester, la más pequeña y pobre diócesis de Inglaterra; dos días más tarde tomaba posesión de su puesto como miembro del Consejo del Rey.
Tomás Moro realizó estudios de Literatura y Filosofía en Oxford y de Derecho en New Inn. En 1504 fue elegido miembro del Parlamento y ocupó distintos cargos públicos, logrando un gran prestigio por sus conocimientos de leyes y por su honradez. Aunque su vida profesional fue intensa, siempre encontró tiempo para dedicar a la familia, su gran ocupación, y para los estudios literarios o históricos: publicó varios libros y ensayos. En 1529 fue nombrado Canciller de Inglaterra, a pesar de que ya había contestado claramente al rey que no podía estar de acuerdo con la disolución del matrimonio real. Plenamente interesado por los problemas de su tiempo, se entregó a su trabajo con afán de llenar de contenido cristiano las leyes e instituciones de su época.
Ambos murieron decapitados en 1535 por negarse a reconocer la supremacía de Enrique VIII sobre la Iglesia de Inglaterra y la anulación del matrimonio del rey.